Cada mes merece su propia escapada rural. Aquí tienes 12 propuestas en forma de destinos españoles inmersos en la naturaleza, cada uno perfecto para una época distinta del año.

¿Cuándo llegan las grullas a Badajoz? ¿Cuál es el momento idóneo para visitar el Maresme catalán? ¿Es mejor ir a la costa vasca en junio o en septiembre? A todas esas preguntas da respuesta el libro Guía de la España rural (Planeta, 2021), escrito por Javier Rico, periodista especializado en medio ambiente, biodiversidad y desarrollo rural. En él se agrupan 101 propuestas de viajes para hacer según el mes del año, de las que recogemos 12 escapadas a la naturaleza perfectas para disfrutar cada mes de 2022.
Marzo: Montseny y Montnegre (Barcelona)

El Parque Natural del Montseny es Reserva de la Biosfera, y el escenario preferido de los amantes de la naturaleza y la vida al aire libre allá por Cataluña. Ofrece diferentes rutas de senderismo entre pueblos con joyas modernistas, y para quien quiera un extra de adrenalina, montañismo de un poco más de dificultad entre ermitas de gran belleza. Imperdibles son el lago de Santa Fe y la Matagalls, pero si por algo debemos acudir en marzo, según Rico, es para probara los productos con los que su maravillosa huerta nos obsequia en esta época: los guisantes y los calçots.
Para hacerlo, nada como dirigirse a Mataró, capital del Maresme, que celebra entre marzo y abril sus Jornades Gastronòmiques del Plat de Mataró, en las que triunfan los guisantes. Caldes d’Estrac hace lo propio con la Ruta Gastronòmica del Pèsol hacia mediados de mes, con los restaurantes elaborando tapas diversas con la legumbre. Y si te mueres por una buena calçotada tradicional, apúntate a la Calçotada Popular de Gallecs, un “oasis agrícola-rural” en el que reunirse a celebrar la cosecha el segundo domingo de marzo.

Abril: Somiedo y Muniellos (Asturias)

La primavera alcanza todo su esplendor en los remotos valles de Somiedo, en Asturias, donde los osos campan a sus anchas por los hayedos en busca de panales de rica miel. Nosotros, los humanos, sin embargo, los buscamos a ellos.

Este idílico rincón de la cordillera Cantábrica, muy cercano al bellísimo bosque de Muniellos, el robledal más grande de España y uno de los iconos forestales de Europa, es uno de los poquísimos lugares del mundo donde todavía habitan y se pueden avistar osos pardos. Al contrario que en lugares como Rumanía, donde se atrae a los osos con comida, aquí se procura interferir lo menos posible en la naturaleza; para verlos necesitarás prismáticos (o tener vista de lince), un guía que sepa rastrear por el bosque y bastante suerte. Todos fantaseamos con que nos ocurra como a aquellos turistas quienes, en mayo de 2008, salvaron a una pequeña osezna perdida. Villarina, la llamaron.

Pero lo habitual es que sus huellas frescas, o esa mancha en movimiento al otro lado del desfiladero, sean lo más cerca que estés de ellos en abril, que es cuando despiertan de su hibernación. Tampoco importa; pasear por estos valles y quebradas, con sus tradicionales cabañas de teito de techos vegetales, será recompensa más que suficiente.

Mayo: Tierra Estella (Navarra)

Estella es un buen resumen de lo que se le supone a un monumental pueblo navarro. Está marcado, cómo no, por el flujo constante de peregrinos del Camino Francés, aunque solo la Iglesia de San Pedro de la Rúa podría ser el destino de cualquier peregrinación. Además, tiene vestigios del poder noble y monárquico de la villa, con un Palacio de los Reyes que es hoy el edificio románico civil mejor conservado de la región y con las ruinas de los diferentes baluartes que en su día la defendieron. Asimismo, tiene un río que marca las diferencias, ya que las orillas del Ega son el espacio idóneo para que crezcan casas pintorescas. 

Por si fuera poco, en el apartado silvestre, la comarca de Tierra Estella también cuenta con tesoros en forma de vetustos árboles declarados Monumento Natural, como la encina de Eraul. Pero si por algo nos asomamos a ella en esta época es para disfrutar de la recogida del espárrago blanco, que tiene su fiesta grande en Dicastillo a principios del mes con una feria en torno a este alimento, con degustaciones y la posibilidad de conocer de cerca su cultivo, recolección y gastronomía, según Rico.

Junio: Valle alto del Lozoya (Madrid)

Ubicado en el corazón de la Sierra Norte de Madrid y coronando junto al río Lozoya la parte más radiante de la Sierra de GuadarramaBuitrago se aparece al viajero como una ciudad amurallada tranquila, sobria y, sobre todo, verde, muy verde. Junio es el mes perfecto para visitar tanto este rincón como otros del Valle Alto de Lozoya que nos encanta: Rascafría, donde, para no perderse nada, lo mejor es recorrer El Paseo Azul, una ruta corta que bordea el río, dando una vuelta completa a este pueblo de pequeñas casas de piedra. 

Es imprescindible también visitar el inesperado “bosque nórdico” de la zona, El Potario, una arboleda que, por similitudes con las de Escandinavia, se conoce como el Bosque Finlandés. Tanto es así que cuenta con su propio lago helado en invierno y una cabaña con sauna incluida, pues, por extraño que parezca, fue creado para conmemorar el hermanamiento entre Rascafría y Helsinki. ¿Y por qué visitarlo precisamente en esta época? Según Rico, autor de Guía de la España rural, “En junio, los robles melojos y el bosque de galería que arropan el cauce han adquirido toda su frondosidad, un verdor que acoge y relaja, y sus aguas aún bajan generosas tras el deshielo de la sierra”.

Julio: Comarca Somontano de Barbastro (Huesca)

A los pies de la Sierra de Guara, en plena Comarca de Somontano de Barbastro a orillas del cañón del río Vero, se levanta en un enclave imposible. Hablamos de Alquézar, una villa medieval cuya arquitectura de color arenisca contrasta con el verde de la montaña, otorgando al conjunto una magia irreal digna de cualquier novela de J. R. R. Tolkien. 

Una visita al lugar se hace imprescindible, pero hay mucho más que hacer en la zona, cuyos cuatro ríos –Alcanadre, Mascún, Isuala y Vero– forman barrancos vertiginosos a los que peregrinan deportistas de todo el país. Eso sí, si no te interesa descenderlos, también puedes atravesar andando sus hermosas rutas, situadas entre el fondo y las crestas de los barrancos. 

Más curiosidades: cuenta Rico que otro pueblo de la comarca, Naval, cuenta con un Salinar “formado por cubetas para el baño cerca de las que antiguamente servían para extraer la sal” en las que es posible darse un chapuzón terapéutico al estilo mar Muerto espantando el calor del verano, que aquí es más amable.

Septiembre: Norte de la isla de la Palma (Canarias)

Para septiembre de 2022, La Palma será una isla distinta de la que conocemos ahora, pero igual de fascinante. Entonces, acudiremos al municipio de San Andrés y Sauces, en el Norte de la ínsula, caracterizado por su densa masa selvática de laurisilva, sus profundos barrancos, sus bancales y los típicos cultivos de plátanos. Para Rico, es imprescindible recorrer el húmedo sendero que llega hasta los Nacientes de Marcos y Cordero, ejemplo bellísimo del bosque de laurisilva ya mencionado (con laureles, claro, pero también tilos, madroños canarios y brezos arbóreos). 

También resulta inolvidable darse un chapuzón en las piscinas naturales de Charco Azul, un paraíso casi tropical, así como pasear por el propio San Andrés, uno de los pueblos que mantiene en mejor estado la arquitectura tradicional de la zona. Un poco más lejos, pero no mucho, queda el espectacular Parque Nacional de la Caldera de Taburiente y el Roque de los Muchachos, la cumbre más alta de la isla. En los cielos a los que miran sus 2.426 metros es posible, además, pasar una noche mágica avistando estrellas.

Octubre: Parque Natural de Oyambre (Cantabria)

San Vicente de la Barquera, Comillas y Cabezón de la Sal son las tres villas históricas que dibujan los vértices del triángulo geográfico que delimita el Parque Natural de Oyambre. El mismo revela un paisaje de dunas, playas salvajes, rías, marismas y acantilados de gran belleza, flanqueados por verdes valles e, incluso, bosques; los que colorean el Monte Corona, próximo a la costa. 

La naturaleza de la zona, como vemos, merece por sí misma una visita. Pero, además, los tres pueblos del área destacan por su hermoso perfil tradicional, trufado de casonas, molinos, ermitas y palacios con historia. Incluso, en el caso de Comillas, de varios edificios que destacan por ser valiosas muestras de la imaginativa arquitectura modernista.

En octubre, además, tiene lugar un curioso vaivén según Rico: el de los tractores que sacan algas de la orilla, esas que luego se utilizarán para hacer agar-agar, un espesante muy usado por la industria alimentaria. 

Noviembre: La Siberia (Badajoz)

“A principios de noviembre, en torno a la festividad de Todos los Santos, es tiempo de probar dulces como bodigos y chaquetías. A mediados de mes, la cultura de la trashumancia nos convierte en pastores por unos días. Y los últimos días, antes de que llegue diciembre, se da la bienvenida a miles de grullas procedentes del norte de Europa. Así es La Siberia, declarada Reserva de la Biosfera por su ancestral sintonía entre la cultura popular y la naturaleza en la que se inserta. Y todo entre la mayor costa fluvial de España, protagonizada por los embalses que retienen las aguas de los ríos Guadiana y Zújar”. 

Así resume Rico las múltiples razones que existen para visitar esta comarca en noviembre; nosotros añadimos una ruta de tres días para recorrerla y diez motivos gastronómicos que te convencerán definitivamente de hacer este viaje.

  • Diciembre: Sierra de Andújar y Campiña Norte de JaénLa sierra de Andújar, en Jaén, alberga unas 500 especies distintas, la mitad de todas las que viven en la península ibérica. Diríamos que con eso ya estaría más que justificada la escapada, pero vamos a darle aún más emoción: una de esas especies es el lince ibérico, cuyo avistamiento es posible en estas fechas. Para lograr atisbar los ‘pinceles’ de sus orejas, eso sí, debes aliarte con expertos. Rico recomienda a Inma Muela, de Bird&Lynx Ecotourism: “A mí el mes que más me gusta es noviembre, porque se ven aún en la misma zona a los cachorros del año con la madre y los machos territoriales”, explica la profesional al periodista, aunque admite que en diciembre y enero están más activos debido a que es la época de celo.Más golosinas en la tierra mágica: el recorrido GR-48, que atraviesa toda Sierra Morena y llega a Andújar, donde en esta época encontraremos también toros de lidia y una cabaña trashumante formada por 7.000 ovejas procedentes de Teruel. Rico también nos recomienda, para cerrar el año, hacer turismo por los poblados mineros, para lo que es buena idea empezar por el Parque La Aquisgrana, donde se permite incluso bajar a una antigua galería.

Diciembre: Sierra de Andújar y Campiña Norte de Jaén

Diciembre: Sierra de Andújar y Campiña Norte de JaénLa sierra de Andújar, en Jaén, alberga unas 500 especies distintas, la mitad de todas las que viven en la península ibérica. Diríamos que con eso ya estaría más que justificada la escapada, pero vamos a darle aún más emoción: una de esas especies es el lince ibérico, cuyo avistamiento es posible en estas fechas. Para lograr atisbar los ‘pinceles’ de sus orejas, eso sí, debes aliarte con expertos. Rico recomienda a Inma Muela, de Bird&Lynx Ecotourism: “A mí el mes que más me gusta es noviembre, porque se ven aún en la misma zona a los cachorros del año con la madre y los machos territoriales”, explica la profesional al periodista, aunque admite que en diciembre y enero están más activos debido a que es la época de celo.Más golosinas en la tierra mágica: el recorrido GR-48, que atraviesa toda Sierra Morena y llega a Andújar, donde en esta época encontraremos también toros de lidia y una cabaña trashumante formada por 7.000 ovejas procedentes de Teruel. Rico también nos recomienda, para cerrar el año, hacer turismo por los poblados mineros, para lo que es buena idea empezar por el Parque La Aquisgrana, donde se permite incluso bajar a una antigua galería.

La sierra de Andújar, en Jaén, alberga unas 500 especies distintas, la mitad de todas las que viven en la península ibérica. Diríamos que con eso ya estaría más que justificada la escapada, pero vamos a darle aún más emoción: una de esas especies es el lince ibérico, cuyo avistamiento es posible en estas fechas. 

Para lograr atisbar los ‘pinceles’ de sus orejas, eso sí, debes aliarte con expertos. Rico recomienda a Inma Muela, de Bird&Lynx Ecotourism: “A mí el mes que más me gusta es noviembre, porque se ven aún en la misma zona a los cachorros del año con la madre y los machos territoriales”, explica la profesional al periodista, aunque admite que en diciembre y enero están más activos debido a que es la época de celo.

Más golosinas en la tierra mágica: el recorrido GR-48, que atraviesa toda Sierra Morena y llega a Andújar, donde en esta época encontraremos también toros de lidia y una cabaña trashumante formada por 7.000 ovejas procedentes de Teruel. Rico también nos recomienda, para cerrar el año, hacer turismo por los poblados mineros, para lo que es buena idea empezar por el Parque La Aquisgrana, donde se permite incluso bajar a una antigua galería.

fuente: https://www.traveler.es/

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