Comprar una casa es la inversión más importante en la vida de una familia, una pareja o un particular. Y, sin embargo, en muchas ocasiones se convierte en una decisión relativamente impulsiva que impide que el futuro o los futuros dueños sean capaces de detectar posibles inconvenientes de la vivienda que solo serán capaces de ver una vez se encuentren viviendo en ella y no haya marcha atrás.


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La falta de presión del agua, la existencia de un vecino incómodo, el excesivo ruido del tráfico o una derrama sorpresa suelen ser aspectos que muchos compradores no tienen en cuenta a la hora de tomar una decisión, a veces eclipsados por la propia vivienda, su precio o las prisas por comprar y el temor a que otro comprador más avezado se quede finalmente con la casa de nuestros sueños.

La vivienda perfecta no existe. Esta es una afirmación frecuente entre los profesionales el sector. Independientemente del precio que tenga una propiedad, siempre será necesario renunciar a alguno de los requisitos deseables: ubicación, orientación, vistas, tamaño, infraestructuras de la zona, etc. “Y, si tiene todo ello”, ironiza Jesús Duque, vicepresidente de la red Alfa Inmobiliaria, “la desventaja será el precio”.
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fuente: elconfidencial.com

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