Nos han condenado a ser felices por obligación, y lo que es peor, por imitación.
“Soy cordobés. Casado, dos hijos. Profesor asociado de la Universidad de Córdoba y veinte años de profesor de instituto. La era de la selfie se ha trasladado a la política y cada opción mira por su buche.”

Suena grave.
Lo es, porque la felicidad se ha convertido en un instrumento de tortura. Nos venden que la felicidad es algo instantáneo y fácil de adquirir. Se trata de una felicidad postiza y a la venta que nos convierte en drogodependientes emocionales.
Me está asustando.
La palabra de moda es tendencia: el viaje que no te puedes perder, el último gadget, el restaurante del momento con su cocina fusión, el imprescindible mindfulness…
fuente: lavanguardia.com