Las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y después La Paloma, convierten el centro de Madrid en una verbena continua durante quince días.

La llegada de agosto significa para Madrid algo más que esta sofocante ola de calor que nos está dejando más secos y asfixiados que una dieta de polvorones.
El octavo mes, ese que significa para una gran parte de los madrileños el éxodo al litoral por los cuatro puntos cardinales de la península Ibérica, llega para engalanar a la ciudad de Lina Morgan durante quince días y hacer las delicias para los que nos quedamos aquí.
Es en este tiempo cuando se suceden las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma. leer más
fuente: traveler.es